Belona era la deidad femenina de la mitología romana asociada primordialmente a la guerra, las batallas y el valor heroico. Era la diosa romana de la guerra y su equivalente en la mitología griega era Enio, diosa de la guerra destructiva. Para los antiguos romanos, Belona representaba la furia implacable de los combates, dotando de fuerza sobrehumana a los guerreros y otorgándoles arrojo para imponerse sobre el enemigo. Era una presencia constante en el fragor de la lucha, incitando a los legionarios con sus alaridos. Gozó de un fervoroso culto entre los militares y su imagen formó parte integral del imaginario bélico e identidad marcial de Roma durante toda su historia.
Orígenes y mitología de la diosa romana de la guerra
Belona era la diosa romana de la guerra, similar a la diosa griega Enio. Su nombre se deriva de la palabra latina “bellum” que significa “guerra”. Originalmente era adorada por los latinos y sabinos en la región del Lacio antes de la fundación de Roma.
Según la mitología romana, Belona era la hermana y compañera de Marte, el dios de la guerra. Solía acompañarlo al campo de batalla. Tenía el poder de incitar a los soldados romanos a la lucha y dotarlos de fuerza sobrehumana y valor.
Atributos y representaciones artísticas
Iconográficamente, Belona se representaba como una mujer bella pero feroz, ataviada con armadura y casco, enarbolando una lanza y antorcha, y portando un escudo. Sus principales símbolos eran la espada, la antorcha y el látigo. A veces iba acompañada por una cigüeña o un carro tirado por dos caballos blancos.
La diosa aparece frecuentemente en murales, mosaicos, esculturas y monedas del Imperio Romano. Uno de los templos más destacados dedicados a esta deidad se hallaba en la Vía Apia de Roma. Era usual que en los foros romanos hubiese una imagen de Belona custodiando la entrada.
Culto y ritos
El culto a Belona era muy popular entre los militares romanos. Antes de entrar en batalla, los generales solían ofrecer sacrificios en los altares de la diosa para ganarse su favor. Normalmente se inmolaban caballos blancos u ovejas y se ofrendaban las armas de los enemigos capturados.
Uno de los rituales consistía en que el sacerdote de Belona se autoinfligía una herida con una espada sagrada para rociar con su sangre el altar. Este acto simbolizaba la disposición de los romanos a derramar sangre por la victoria.
También era frecuente que los legionarios hiciesen juramentos solemnes en el templo de Belona antes de partir a campañas militares. Se dedicaban a la diosa los estandartes, medallas conmemorativas y armas capturadas a los rivales en señal de gratitud por su auxilio divino en la contienda.
Santuarios famosos
Sus principales lugares de culto en la ciudad de Roma se hallaban en la Vía Apia, el Circo Máximo y el Foro Augusto, aunque había templos y altares en su nombre por todo el Imperio. El más afamado era el de las cercanías del Tíber, que en tiempos de guerra se cubría con las cortinas abiertas como símbolo del espíritu combativo del pueblo.
También había un famoso templo dedicado a Belona cerca de la puerta Colina de la Muralla Serviana, un antiguo recinto fortificado de Roma. En su interior había una lanza sagrada vinculada al destino militar de la nación. Se decía que mientras la custodiasen las vestales, Roma sería invencible.
Influencia en la cultura
La figura de Belona trascendió el ámbito militar para simbolizar el poderío bélico de Roma. Su imagen nutrió el patriotismo de los ciudadanos y alentó a defender con fiereza las fronteras y la supremacía romana sobre sus vecinos.
Belona inspiró algunas obras literarias de autores latinos, como la Farsalia de Lucano. También ha sido una figura recurrente en la pintura y escultura. Incluso en la actualidad su icónica imagen aparece en películas, cómics o videojuegos de temática histórica o fantástica.
Es interesante constatar como los rasgos de esta antigua deidad pagana sobreviven en algunos aspectos de Minerva, diosa romana de la sabiduría, justicia y las artes, cuyos atributos marciales podrían tener un origen común en Belona. Ambas encarnaban facetas complementarias del ethos guerrero romano.
Esta diosa forma parte de las diosas de Roma