Amaterasu es la diosa del sol y una de las figuras más importantes en la mitología y la religión de Japón.
Adorada desde tiempos ancestrales, se la considera la progenitora de la familia imperial japonesa.
En este artículo exploraremos su historia, leyendas y el papel fundamental que ha desempeñado en la conformación de la identidad y la espiritualidad del pueblo japonés.
¿Sabías que la familia imperial japonesa dice descender de esta diosa?
Origen divino y ascendencia celestial
Según la mitología japonesa, Amaterasu nació de la deidad primordial Izanagi cuando éste se limpiaba el ojo izquierdo después de escapar del inframundo y la Tierra de la Oscuridad. De su ojo derecho nació su hermano, Tsukuyomi, el dios de la noche y la luna.
Junto con sus hermanos divinos, Amaterasu fue encargada por Izanagi y la diosa Izanami de crear y gobernar las Tres Creaciones Divinas: el Cielo, la Tierra y la Humanidad. Por lo tanto, Amaterasu se convirtió en la soberana del Cielo.
Su reinado en los planos celestiales
Después de la muerte de Izanami e Izanagi, Amaterasu y sus dos hermanos divinos, Tsukuyomi y Susanoo, fueron designados para gobernar el mundo.
Sin embargo, el turbulento e imprevisible Susanoo fue desterrado al mundo humano luego de sus repetidas travesuras y burlas que enfurecían a Amaterasu. Por ello, Amaterasu reinó sobre los planos celestiales y terrenales junto a Tsukuyomi en relativa armonía por un tiempo.
El incidente de la cueva y su ausencia apocalíptica
Según la leyenda, durante una disputa con su hermano Tsukuyomi tras el asesinato de una de las asistentas de Amaterasu, Uke Mochi, ella se encerró en la Cueva Celestial, negándose a salir.
Esto privaría al mundo de la luz solar, por lo que las otras deidades idearon un elaborado plan para obligarla a salir de la cueva por la fuerza. Colocaron un espejo frente a la entrada de la cueva y organizaron una ruidosa celebración alrededor, lo que despertó la curiosidad de Amaterasu.
Al asomarse y ver su propio reflejo en el espejo, pensó que había otra diosa igual a ella afuera, por lo que finalmente salió para investigar. Fue entonces cuando otra diosa la sujetó para evitar que volviera a esconderse, restaurando la luz en el mundo.
Culto y adoración como deidad solar
Tras este incidente, se construyó el Gran Santuario del Sol en su honor en la Provincia de Ise, el santuario sintoísta más importante de Japón.
Los emperadores japoneses han rendido culto a Amaterasu como ancestro divino de la familia imperial y como deidad tutelar de la nación. Muchos templos e himnos siguen dedicados al culto del sol y la diosa Amaterasu incluso hasta nuestros días.
Amaterasu en la cultura popular contemporánea
Además de su profunda significancia mitológica y religiosa para los japoneses, la imagen de Amaterasu también ha permeado fuertemente en la cultura pop japonesa moderna.
Por ejemplo, Amaterasu es un personaje jugable del popular videojuego Smite. También hay numerosos anime y manga que presentan adaptaciones de su mitología, normalmente en clave de fantasía épica.
Asimismo, muchas figuras históricas japonesas se han comparado o asociado con Amaterasu. Un ejemplo notable es la venerada emperatriz Himiko del siglo III, de quien alguna vez se pensó que podía ser una encarnación mortal de la diosa del sol.
Significado e importancia de Amaterasu
Más allá de sus hazañas mitológicas, Amaterasu representa temas universales profundamente significativos para la psique humana. Personifica dualidades esenciales como el día y la noche, la luz y la oscuridad, lo conocido y lo desconocido.
Su relación tensa con sus hermanos Tsukuyomi y Susanoo simboliza la delicada convivencia entre las fuerzas del orden y el caos dentro de nosotros mismos y en el mundo que nos rodea.
Por miles de años, Amaterasu ha encarnado la fuente misma de la vida, la energía creadora del universo, la maternal progenitura y la interconexión fundamental con la naturaleza. Su historia nos recuerda perpetuamente la reverencia que las civilizaciones antiguas sentían por los misterios del cosmos.
Y en la actualidad, esta diosa solar nos sigue inspirando a valorar la luz interior que todos llevamos dentro.
Esta diosa forma parte de las diosas japonesas